30 marzo, 2015

Un bostezo de 90 minutos

La euforia que Leganés y Numancia traían a este partido tras vencer al Betis y a Las Palmas respectivamente se evaporó en la calurosa tarde de Butarque. El Leganés no pudo sacar a relucir su mejor juego. No pudo con los numantinos, quienes propusieron más y tuvieron más acercamientos. (Leganés 0-0 Numancia)
El objetivo de cortar las dos derrotas consecutivas en Butarque se consiguió. El empate fue lo mejor del peor partido de la temporada visto en el feudo pepinero. Aburrido y sin ritmo, todo lo contrario a lo vivido hace una semana en el Benito Villamarín. El césped lo cambia todo, estoy seguro, aunque también la solanera y las inesperadas rachas de viento que ayudaron poco a la creación de espectáculo. Sin Diamanka, el Leganés contó sólo con Eraso y Erik Morán en medio campo. Chuli volvía al once, y Prendes acumuló su tercera titularidad consecutiva, esta vez como mediapunta. El asturiano y el onubense se solaparon el uno al otro, ocultándose la virtud del gol en el equipo pepinero. No apareció ni uno ni otro. Por su parte, el Numancia se sentía más cómodo, y aprovechaba los balones parados para colgarla al área, o mejor dicho, tele-dirigirla al área gracias al guante que tiene por bota Julio Álvarez. Juanma la recibió perfecta y cabeceó en el área pequeña en lo que fue la ocasión más clara del partido. Se quedó en ocasión porque Serantes dejó inalterado el marcador con una parada a bocajarro cuando moría la primera parte. Y lo mismo que perdonó el Numancia, lo perdonó Eraso en la reanudación, con un disparo mordido dentro del área que parecía gol, pero que se fue muy desviado.

Pasaban los minutos, y daba la sensación de que al Leganés le faltaba una marcha más de convicción y de fútbol. A pesar de las llegadas al área de Biel Ribas, no transmitía peligro. El Numancia tampoco, pero parecía más seguro en su juego, convencido de que el empate no le venía nada mal. Un juego que, insisto, no tenia ritmo. El árbitro, más pitón de lo necesario, paraba una y otra vez el juego con faltitas que nunca veían la amarilla. Luego, no cesaron. Y cuando debía pitar, no lo hizo. Medié Jiménez dejó impunes los tres posibles penaltis que sufrió el Leganés. El partido murió para alegría del espectador, que se fue a casa un poco más moreno -o tostado- de lo que vino, y con un puntito bajo al brazo al que tampoco se le hace ascos, viendo cómo se dio la jornada 31.

Jaime Pérez, que sustituía a Garitano en el primero de los dos partidos de sanción que recibió Asier, se fue sin perder en su estreno en Butarque, asumiendo que "hoy era importante no perder". También reconoció que en casa es difícil jugar con un césped en el que "el balón va botando todo el tiempo". Y admitió que los playoffs pueden llegar a ser un objetivo, pero sólo cuando se consiga la permanencia matemáticamente. Para eso aún hay que remar, pero todo parece indicar que se puede llegar a la orilla más pronto que tarde.

23 marzo, 2015

El día que el Leganés conquistó Sevilla

Ganar al Betis en Butarque fue una oda al fútbol modesto, pero hacerlo en el Villamarín fue una oda al fútbol. Porque el Leganés dio un baño al Betis que bien podía haber acabado 0-6. Antes de viajar a Sevilla, ni loco imaginaba poder escribir una barbaridad como es la frase anterior. Cuerdo tampoco: "2-1", pronostiqué tirando de sentido común cuando en la tarde del viernes me llamaron de una radio bética para contarles cómo llegaba el Lega. (Betis 1-3 Leganés)
"No nos conformamos con ir al Villamarín, vamos a ir a competir", avisaba Garitano. Porque ya era una fiesta el solo hecho de poder pisar el césped de un campo con tanta historia en Primera. Por eso viajamos trescientos pepineros, para verlo y contarlo, pasase lo que pasase. Claro está que la motivación y la ilusión de ser protagonista a ras de suelo en un templo del fútbol español eran un plus que no había que desperdiciar en jugadores que hace unos meses competían en césped artificial o en pueblos desaparecidos en el mapa. Lo que costaba pensar era que el aviso de Asier iba tan en serio. ¡Y sin delantero! 

Llegaba el autobús del Lega al Villamarín bajo la atenta mirada de cientos de béticos que se concentraron esperando al otro autobús. "¡Garitano, quédate con Chuli! ¡Pa' ti!", decía un hombre con la camiseta del Betis, creo que sin conocimiento de causa. "Ojalá", pensé yo. Más tarde entramos al estadio, y empezó la fiesta. Diamanka volvió a ser ese jugador admirado por el contrario, pese a ver las dos caras de la moneda. Su omnipresencia en el medio campo fue sorprendente. Aparecía siempre, robaba, conducía, pasaba y marcaba. "El gol era legal", reconocía Pepe Mel en rueda de prensa. Pero no subió al marcador porque el colegiado indicó fuera de juego. Los pepineros se tiraban de los pelos, porque el Lega merecía ir ganando. Menos mal que Eraso sacó su clase en forma de pierna para hacerse un autopase y marcar al poco tiempo. Esta vez sí, se podía celebrar. Saqué el móvil y tiré una foto al marcador. Porque no me lo creía.

El Betis no reaccionaba, y la grada estaba fría. Había 29.671 espectadores, pero los pepineros arrinconados en el último anfiteatro se hacían escuchar. El Leganés seguía haciendo méritos para marcar, con llegadas y jugadas dignas de un grande. Estaban a gusto pese a llevar la camiseta visitante. Se sintieron a gusto incluso cuando todo parecía acabarse. "A tomar por culo", dije en voz alta en el minuto 40' cuando el árbitro expulsó a Diamanka por doble amarilla. Garitano pensó cosas mucho peores como bien corroboraba su lenguaje no verbal. Aspavientos por los que también fue expulsado. Fue una decisión rigurosa, pero ya daba igual. Nos habíamos quedado con diez y no habíamos aprovechado las ocasiones de gol cuando aún éramos once. Me temía lo peor antes de que llegara otra sorpresa. Siguiendo con la tónica de la tarde -la de hacer posible lo que parecía imposible-, el Leganés marcó en el 45'. Marc Bertrán puso el 0-2 in-extremis, y el árbitro pitó el descanso en plena celebración pepinera. Fue ahí cuando empecé a creer, pero volví a sacar a el móvil.

El mal día de los locales era evidente. Nos salía todo, y a ellos nada. Un Betis dejado, desordenado, sin ilusión, y sin fútbol que decepcionó a propios y a extraños. Estaba convencido de que íbamos a sufrir en la segunda parte, pero ese pensamiento desapareció al instante. Mientras me entraba la risa tonta, abría los ojos atónito y fruncía el ceño para concienciarme de que lo que me estaba llegando al cerebro no era ninguna alucinación, en el 47', Postigo ponía el 0-3. La defensa bética era un escándalo. Todo en general lo era. Manuel, el compañero bético de VAVEL.com, me decía decepcionado: "vaya baño". No sabía ni qué decirle. La goleada, efectivamente pudo ser mayor, porque con un Betis más volcado arriba, los espacios atrás fueron constantes. La afición bética no perdió la ocasión, y aprovechó para ovacionar al Lega cuando Sergio Prendes fue sustituido. Reconocimiento absoluto a los pepineros, a tu equipo. Pelos de punta. El miedo llegó cuando en el 72' Jorge Molina recortaba distancias, porque al fin y al cabo nosotros no dejábamos de ser el equipo pequeño, y no dejaban de ser ellos los que tenían a casi treinta mil gargantas a su favor. El Betis no fue capaz de marcar otro que quizá hubiera impulsado el espíritu de remontada. La victoria era del Leganés.

Cariacontecido aparecía Pepe Mel en rueda de prensa. "Cambié a Portillo pero tenía que haber quitado a once", o "Si nos hubieran metido 6 no hubiera pasado nada", fueron algunos de los titulares más impactantes. El Leganés había hecho historia, de la que recordaremos con cariño y orgullo dentro de unos años, como quien ve ahora ese resumen del 0-2 en el Vicente Calderón de la temporada 2001/02. Por la noche salimos a celebrar lo que de día era impensable, y los comentarios acerca del partido resonaban entre los bares del Arenal. "Lo siento por el Leganés porque sólo nos habéis metido tres" nos decía un hombre. "El Leganés juega de puta madre", reconocía un sevillista. "El Leganés nos ha dado una paliza", asumía un camarero. Hoy es lunes, y en el fútbol ese 1-3 ya es pasado. Pero con una alegría inmensa podré decir durante el resto de mi vida que yo estuve allí, el día que el Leganés conquistó Sevilla.

15 marzo, 2015

Sporting de Leganés

El Leganés se derrotó a sí mismo con un gol en propia puerta y facilitó la hoja de ruta de los asturianos para encajar la tercera derrota consecutiva, la segunda seguida en Butarque. Con el Betis en el horizonte, se presupone complicado romper esta mala dinámica a corto plazo. Asier Garitano ya ha dejado claro que sólo será posible "con tranquilidad, no con nerviosismo". (Leganés 0-1 Sporting)
Llegaba el Sporting de Gijón a Butarque a sabiendas de que la tarde sería difícil. El tuit que horas antes aparecía por sus redes sociales se antojaba como el pretexto de una derrota imaginada. Razón no les faltaba en cualquier caso. El césped de Butarque da pena. No fue tan mal, sin embargo, el estreno del nuevo himno, que aunque no fue atronador, sí disfrutó de más gargantas de lo habitual: fue la segunda mejor entrada de la temporada, con 7.300 espectadores, mil de ellos sportinguistas tiñiendo de rojiblanco la grada blanquiazul. 

Todo fue bonito hasta que el partido empezó. Una nube cubrió Butarque, y la metáfora ya la saben. Un Lega irreconocible empezó a pegar constantes pelotazos y achiques continuos ante situaciones controlables. Nadie bajaba la pelota al piso, y cuando tocaba darle de cabeza, Velasco sacó el pie. Gol en propia puerta en el minuto doce, y c'est fini. Ese iba a ser el único tiro que le iban a hacer a Serantes, porque los de Abelardo optaron por defenderse. Una estrategia arriesgada: perdieron gol, pero también lo evitaron.

Los pepineros sólo conseguían penetrar en área rival a base de centros por alto, y a no ser que se tratara de un córner con Mantovani o Postigo como principal amenaza, Chuli difícilmente podía hacer sangre con Bernardo y Luis Hernández custodiando la cueva. Garitano apostó por la movilidad del ratón onubense, pero ni con esas. Costó más que nunca crear peligro de gol, pero el Leganés volvió a demostrar que no se arruga ante nadie, a pesar de las inclemencias arbitrales, una vez más con Óliver de la Fuente Ramos como antagonista. El Lega lo intentó e hizo sufrir hasta hacerle pedir la hora al que hoy duerme líder. Un equipo con un Abelardo que hace dos temporadas caía derrotado en Butarque como entrenador del filial sportinguista. Hoy sale victorioso con el primer equipo en un partido en el que es tan fácil salir enojado como difícil ver lo lejos que hemos llegado. Yo, supongo que como ustedes, sigo prefiriendo mil veces perder en Segunda que ganar en Segunda B. Me pongo a pensar en la que ya es la tercera derrota consecutiva, en que puede llegar otra... y olvido que hay que disfrutar del sueño. Un sueño del que tengo pocas dudas, se repetirá el año que viene. ¡Sueñen!

02 marzo, 2015

Un alcorconazo de mal gusto

El buen ambiente de vecindad que posaron ambos clubes durante la semana quedó sepultado en el terreno de juego, como era previsible. El Alcorcón convirtió en gol un error pepinero, y a partir de entonces, todo fue cuesta arriba para un Leganés que no encontró las cosquillas a un rival cuya estrategia fue la marrullería. (Leganés 1-2 Alcorcón).
Equipo rocoso, intenso y difícil. Así definía Asier Garitano al Alcorcón el viernes, y no sin razón. Los de Bordalás fueron eso, pero en la versión más barullera, propensa al enredo y al ruido, y resultadista, comprensible esto último después de diez jornadas sin ganar. Tras media hora de disputa por la posesión con acercamientos para cada uno, un fallo de Serantes provocado por una falta de entendimiento con Marc Bertrán terminó con la pelota dentro de la portería tras una carambola surrealista. David Rodríguez aventajaba al Alcorcón en uno de los campos más difíciles de Segunda División. Los alfareros lo sabían, y el plan a seguir estaba claro: perder tiempo y hacer muchas faltas. Sorprende, dadas las circunstancias, que Bordalás enloqueciera para decir al árbitro "nos estás cargando a tarjetas, me cago en la puta, nos estás jodiendo y lo sabes", porque razón no le faltaba -seis tarjetas al descanso- pero tampoco al colegiado para sacarlas. Expulsión al canto y arrebatos de agresividad impropias de un entrenador. 

El Leganés no lograba meter mano a un Alcorcón que se defendía patas arriba, y la falta de control derivó en otro regalo a los pocos minutos de la segunda parte. Diamanka no evitó algo evitable como soltar la pata dentro del área, pero Serantes compensó el error del primer gol parando un penalti por segunda semana consecutiva. Sirvió para mantener intacto el marcador, pero no para dar un golpe de efecto, porque la inyección de moral que supone evitar un 0-2, se tradujo, desgraciadamente, en un 0-2. David Rodríguez marcó cinco minutos después de fallar desde los once metros, y el derbi se acabó, sobre todo después de que Diamanka llegara tarde y plantara la bota en el tobillo de Guichón. Roja directa que desde la grada pareció exagerada, y que tras el 'replay' acepto a sabiendas de que vi amarillas por cosas peores.

El triple cambio era más que entendible en el Leganés, y con Alberto Martín acompañando a Eraso en el medio campo, el Lega encontró cierta estabilidad, a cambio, eso sí, de sufrir en defensa, porque Garitano decidió cerrar con tres. Casualmente llegó el gol que ya merecían los blanquiazules, y el cagómetro alfarero se vio reflejado en una expulsión, nuevamente, en el banquillo visitante. El segundo entrenador del Alcorcón siguió los pasos de Bordalás y se marchó del campo tras protestar, y seguidamente el defensa Fran Cruz, por doble amarilla. Pero aguantó el Alcorcón, no sin las pérdidas de tiempo correspondientes, y se llevó los tres puntos de Butarque, alzándose como el segundo equipo que lo consigue esta temporada. 

Por fortuna, los últimos doce de doce puntos cosechados por los pepineros son un buen colchón contra los imprevistos. No se olviden de que ver al equipo octavo a once puntos del descenso sigue siendo una bendición. Y tengan por seguro que este derbi no necesitará más actos promocionales para calentar motores.