22 diciembre, 2014

Mejor imposible

Con una derrota en el Gal de Irún arrancaba el 2014 el Club Deportivo Leganés. Casi doce meses después y una categoría por encima, lo cierra con una imponente victoria sobre el Recreativo de Huelva. Lo que ha cambiado la película. (Leganés 2-0 Recreativo)
Decimos adiós al 2014 porque el tiempo se lo lleva, pero para nosotros, los pepineros, no se irá nunca. Aquella chilena del 'Guaje' el 22 de junio fue el culmen a una temporada de ensueño para regalarnos una segunda parte de año aún más espectacular. Después de vencer a históricos del fútbol español en este tramo inicial de Liga, en el último partido del año se sumó otro a la lista. Y es que el Recreativo de Huelva no pudo dar rienda suelta a su potencial en Butarque, que con cinco jornadas sin hacerlo, se hunde lentamente bajo el fango de lo extradeportivo.

Después de que Carlos Delgado se salvara de la expulsión en el minuto diez, el castigo para los de Oltra llegó en forma de obús a la media hora. Velasco volvió a hacer gala de su diestra para quitar las telarañas a la escuadra desde casi veinticinco metros. Puntería fina la del andaluz contra la que Sotres no pudo hacer nada. El 'Recre' sólo encontraba peligro en las botas de Pedro Ríos, quien tuvo dos voleas dignas de golazo, pero que por fortuna, no entraron.

El acierto había marcado la diferencia, pero en la segunda parte lo hizo la insistencia. El 'Lega' fue a por el segundo desde el principio, y lo encontró a los siete minutos, no sin acierto, claro. Javi Eraso fue el artífice de doblar el resultado para negar las aspiraciones onubenses, que tendieron a cero en cuanto vieron el 2-0 en el marcador. No hubo reacción, y sí mayor control del partido por parte del 'Lega', que supo manejar los tiempos y los espacios. Y es que después de lograr la primera victoria a domicilio la pasada jornada y convertir la de ayer en la segunda consecutiva de la temporada, parece que una buena dinámica se ha instaurado en el mejor de los cuatro recién ascendidos hasta el momento. En Pamplona veremos si su duración se extiende, aunque ya saben que la derrota puede que no importe, como no importó perder en Irún. Sean felices, nos vemos en 2015.

15 diciembre, 2014

¡Por fin!

Después de ocho salidas sin saber lo que era ganar lejos de Butarque, a la novena llegó la vencida. Borja Lázaro y Mantovani encontraron portería en la primera parte, ventaja que resultó suficiente para llevarse los tres puntos de la Nova Creu Alta. 
Le preocupaba a Asier Garitano el estado mental de la plantilla por no poder resarcirse en Butarque del infructuoso esfuerzo realizado en Las Palmas. Tocaba jugar consecutivamente fuera de casa, y los pobres números a domicilio no le daban al técnico pepinero plena confianza. Pero esta vez todos teníamos eso que los ingleses llaman feeling, o si no que se lo digan a mi compañero David Aguilera. La victoria tenía que llegar ayer, y llegó.

Bastó con una espectacular primera parte del Leganés para encarrilar el partido desde el minuto 3, y cobrar una ventaja, quizá inesperada, con el gol de Mantovani a la media hora (el lejano centro de Diego Aguirre es para verlo una y otra vez). Con balón, pero sobre todo sin él, los pepineros fueron superiores, en parte por un Sabadell que tampoco puso las cosas difíciles, pues anduvo falto de chispa, ideas y orden en ataque. Algo que Álex García logró corregir en la segunda parte, encontrándose con un golazo imparable de su capitán Hidalgo a poco de empezar, lo que provocó que el resto del partido fuera una subida constante de tensión con cada acercamiento de los arlequinados. 

La 'maldición' del último minuto se nos vino a la mente a más de uno cuando el marcador virtual de Teledeporte cruzó la barrera del minuto ochenta. No tuvieron tino en las llegadas, ni claras ocasiones los jugadores del Sabadell para alargar la mala racha pepinera, y se consumó la primera victoria a domicilio del Leganés esta temporada. Ha costado, y seguirá costando, pero los kilos de presión acumulados fuera de casa por fin se evaporaron ayer. Un resultado, además, suculento para terminar el año de forma redonda: ganando al decano del fútbol español. ¡Nos vemos en Butarque!

07 diciembre, 2014

Otra vez en la orilla

El macabro guión del gol en el último minuto volvió a repetirse, esta vez en Las Palmas. Caer derrotado contra el que es fácilmente comparable como el Real Madrid de la categoría, era previsible, y más aún lejos de Butarque, donde el 'Lega' ofrece más dudas que en ningún sitio. Sin embargo, el sentimiento de cabreo, rabia y desazón que deja otro gol en el último minuto esta vez es fácilmente excusable: Las Palmas fue mejor. (Las Palmas 1-0 Leganés)
Los mismos que empezaron en la victoria al Valladolid, empezaron en Gran Canaria. Repetía once Asier Garitano, a excepción de la portería por causa más que justificada. Sin embargo, el partido fue muy diferente. El Leganés no tuvo otro remedio que construir un sólido muro con el que resistir las embestidas canarias. Las Palmas transmitía peligro en cada merodeo por las inmediaciones del área, pero el 'Lega' fue capaz de reducir el peligro a sólo una ocasión de gol, en la que Araujo se topó con un soberbio Queco Piña. A los pepineros les salía todo bien en defensa, imponiéndose incluso una y otra vez a los muchos balones aéreos que llegaban al área.

Raramente, los minutos pasaban y el 0-0 seguía inmóvil en el marcador. El 'Lega' estaba aguantando y frustrando cada vez más al equipo local y a una afición a cada minuto más impaciente. Aguirre fue aire fresco en la segunda parte, y aportó esa chispa de velocidad que le estaba faltando al equipo pepinero en ataque, cuya atención y energía estaba centrada sin duda en mantener cubiertas las espaldas. Con los minutos, el equipo canario fue cediendo espacios atrás, y el Leganés comenzó a tener protagonismo cerca del área de Casto. Un protagonismo en el que faltó entendimiento y arrojo para hacer más daño, aunque de ser así podría resultar contraproducente. Como efectivamente ocurrió. Las Palmas armó un contraataque cuando el Leganés estaba con las piedras de su muro repartidas por el campo tras una buena llegada de Álvaro García en la que no hubo finalización. De un área se pasó a otra y Asdrúbal, no sin algún que otro impedimento, encontró el hueco que hasta ahora no había encontrado.

Tan merecido era el gol como lo podría haber sido el empate por la magnífica resistencia que ofrecieron los pepineros. Sin embargo, es el maldito último minuto el que vuelve a sacar de sus casillas a uno, y le lleva a preguntarse cómo es posible que ocurra tan a menudo. ¿Será cosa del fútbol? ¿Los cuatro puntos perdidos en Gijón, Girona, Miranda y Las Palmas contrarrestan los cuatro puntos ganados con Betis y Racing? Olvídenlo, cualquier elucubración ahora es desesperada, y yo quiero seguir disfrutando. Próxima parada: Sabadell.

30 noviembre, 2014

Sumando sueños

El Leganés volvió a demostrar la fortaleza que tiene por estadio y que la derrota ante el Girona fue una excepción. El equipo se oxigenó con una bocanada de aire que vale por dos: tres puntos por un lado, e impulso moral por otro al tumbar por tercera vez esta temporada a un 'grande' de la categoría, un sueño casi inimaginable meses atrás. (Leganés 1-0 Valladolid)
Remarcaba Asier Garitano en la previa del encuentro con la tranquilidad que lo caracteriza que ni hay crisis ni va a haberla. Que lo importante es disfrutar de estar en Segunda, pero eso sí, siendo competitivos. Después de cinco partidos sin ganar con tres duras derrotas consecutivas y una semana de críticas, parecía que el Valladolid no era el mejor rival con el que poner fin a tanta negatividad y que otro resultado malo podría empezar a legitimar la palabra 'crisis' que negaba Asier. Pero la negaba por algo. El 'Lega' obró otro buen partido en Butarque para cargarse al Valladolid, y demostrar ser un equipo competitivo, luego capaz de vencer a cualquiera. La imagen fue, como de costumbre, mejor que la de fuera de casa, a pesar de que la tónica de fallar sus oportunidades más evidentes siguió patente. Por suerte, al Valladolid también se le mojó la pólvora, impedidos por un estupendo Serantes que, nuevamente titular, salió vencedor en el duelo con Javi Varas, y por un Mantovani que pese a no estar físicamente perfecto salvó dos goles cantados.

Es en la posibilidad de haber caído derrotado ayer donde se evidencia que en anteriores derrotas también se pudo salir victorioso. Posiblemente esa sea la lectura para un Leganés al que no le ganan por goleadas, pero al que tampoco le sobra el gol, y en el que los detalles suelen marcar la diferencia entre ganar o perder, lo cual no hace sino engrandecer la irrupción de este equipo en Segunda. Es para estar contento con un equipo que ha sabido tapar la herida a tiempo y bien. Ahora, llegan dos oportunidades lejos de Butarque para conseguir la primera victoria a domicilio, lo que sin duda es la gran asignatura pendiente de este Leganés.

Entretanto -quería dejarlo para el final-, Borja Lázaro fue quien puso en pie Butarque tras tocarle a él esta vez ser la referencia en ataque. Con un movimiento en el área muy a lo Mandzukic, que diría el 'Guaje', logró lo que Javi Varas y los palos habían impedido. Fue la mejor manera de estrenar el nuevo videomarcador y de volver a respirar tras una semana difícil, en la que ustedes hicieron bien escuchando a nuestro amigo Crusta.

24 noviembre, 2014

Ni antes tan buenos, ni ahora tan malos

Cinco jornadas sin ganar y tres derrotas consecutivas son números difíciles de digerir. Más cuando en los dos últimos partidos se van los puntos en el último minuto, algo que ocurre por cuarta vez esta temporada. Fuera de casa el 'Lega' sigue de capa caída y no logra quitarse la etiqueta de peor visitante de la Liga. Asier intentó cambiar al equipo, pero todo siguió igual. Y para colmo, ahora llegan dos miuras. El cabreo del aficionado es comprensible, pero no el derrotismo. Sería absurdo negar el mal momento que atraviesa el equipo, pero también lo sería prenderle fuego en la jornada 14.
Al igual que hace dos jornadas en Albacete, las virtudes del Leganés brillaron por su ausencia. Cuesta encontrar una razón por la cual lejos de Butarque el equipo no es capaz de acercarse a su mejor versión. La capacidad para generar ocasiones de gol desciende fuera de casa, generalmente para todos los equipos, pero en este caso para un Leganés que además difiere mucho de local a visitante. Con tan pocas ocasiones de gol por partido es evidente que la primera cuestión a mejorar es la puntería, teniendo en cuenta que la fiabilidad defensiva que mostraba el 'Lega' en Segunda B ha desaparecido. El medio del campo tampoco ayuda a ilusionarse, pues las pocas triangulaciones niegan la fluidez en el juego, y los pelotazos no terminan de aportar mucho. 

Quizá la ausencia de ese once estable prometido por Garitano desestabilice la confianza y dificulte las conexiones en el césped, pero si lo hubiera, lo achacaríamos entonces a la ausencia de cambios. El fútbol es así, y las malas rachas son parte del proceso de aprendizaje y de maduración de un equipo. El momento es malo, y el aficionado acumula sus razones para exigir que fuera de casa el equipo compita hasta la extenuación. Pero ni antes eran tan buenos, ni ahora tan malos. Debemos aceptar con resignación que merodear por los puestos bajos de la tabla quizá sea el papel natural de un actor recién llegado. No seré yo quien quiera verlo pelear en el fango a final de temporada, pero quizá sea éste el mejor momento para toparnos con la realidad, y aprender a tiempo. Los 84 puntos que restan por jugarse dan margen de sobra a un equipo con potencial para quedarse en Segunda un año más. No se vengan abajo tan pronto, camaradas, y cedan en su afán por el pesimismo. 

16 noviembre, 2014

El fútbol no perdona

El fútbol no está exento de errores, y hacer más minutos buenos que malos tampoco es sinónimo de victoria. El partido de ayer fue otro capítulo de la enciclopedia futbolística, donde se escenificó una de las esencias de este deporte: no siempre gana quien más virtudes presente, sino quien menos errores cometa. (Leganés 1-2 Girona)
Esa podría ser una lectura tan válida como decir que el 'Lega' tuvo ayer mala suerte, y que el árbitro estuvo lejos de ser igualitario. Pero la suerte y el árbitro son dos factores con los que, para bien o para mal, hay que contar cada domingo, en cada salto al verde. Es por eso que por muy evidente, casual, o injusta que sea su interacción, no han de ser excusa.

Con otro baile de cambios en el once inicial por parte de Garitano, el Leganés lo hizo todo bien hasta el minuto 32'. Dominio, llegadas, ocasiones y como fruto, un gol. Todo parecía salir a pedir de boca ante un Girona atemorizado por el rendimiento inicial de los pepineros. Pero este deporte necesita pocas concesiones para matarte, y el Girona lo confirmó. Pérdida de Diamanka y una defensa a contrapié le sirvió a Sandaza para batir magistralmente a Queco. Un error, un gol. Demasiado castigo con el que el 'Lega' dejó de ser el mismo. La segunda parte fue un dominio alternativo, con ambos equipos capaces de hacer daño por igual, aunque con la tónica pepinera del perdón continuo. Algo que por alguna extraña razón se convierte en una indirecta para el rival, en un reto, en una invitación a intentarlo. Vamos a llegar nosotros y la vamos a meter, se autoconvenció el Girona, imagino. Fran Moreno avivó ese mensaje cerca del final, cuando en la ocasión más clara del partido, volvió a perdonar los tres puntos delante de Becerra.

Y claro, los libros no se equivocan. Llegó el descuento, y como si estuviera escrito, el Girona no perdonó en su ocasión final. El Leganés puso todos los impedimentos posibles, pero hacerlo sobre la línea de gol fue pender de un hilo. Si fue falta a Queco o no, ya no importa. Otra lección más con la que aprender, a pesar de que esta vez sea a expensas del disgusto local. Fue la primera derrota en Butarque.

09 noviembre, 2014

No fue el día

Después de volver a Segunda tras diez años, y de un más que decente inicio de campeonato siendo con diferencia el mejor de los cuatro que lo acompañaban desde el inframundo de la B, sería de necios hacer sangre por sólo un partido, pero también lo sería negar que el partido de ayer fue decepcionante. (Albacete 1-0 Leganés)
Suele decir Asier Garitano que en un partido el objetivo no es otro que estar más cerca de ganar que de perder. Ayer, la sensación desde arriba fue la de un equipo más cerca de perder que de ganar. La primera media hora de partido, y casi toda la segunda parte, no fue un atropello futbolístico del Albacete, pero sí de ímpetu, carácter y fe. Argumentos más que necesarios para ser competitivo, y suficientes por parte del Albacete para dejar ayer al Leganés muy por debajo de su nivel. 

Es cierto, sólo fue 1-0, pero ayer desaparecieron de un plumazo las pequeñas dosis de mejoría que el equipo dejó en Alcorcón, Gijón, y Soria, -donde tampoco se ganó-. El trivote Eraso-Diamanka-Alberto no funcionó, las bandas no tuvieron profundidad con un Velasco sin explosividad, un Álvaro García perdido, y un Rubén Peña y Luis Ruiz lejos de su mejor versión en los laterales. La inspiración de Dioni arriba tampoco llegó, y la primera y gran ocasión del partido la perdonó Eraso. Una acción sobre el verde que en una traducción literaria podría representar la casi totalidad de minutos pepineros en el Carlos Belmonte: un quiero y no puedo.

La conjura albaceteña surtió efecto, y el 'Lega' pagó las siete derrotas seguidas que arrastraban los manchegos. Pero no se equivoquen, es el Leganés quien sigue merodeando por la mitad de la tabla, y el Albacete quien sufre abonado a la última plaza. El trabajo bien hecho tiene su crédito, y sería insensato desviarse de la frase que titula esta publicación. Pero al igual que ustedes, me sigo preguntando cuánto falta para ver al Leganés de Butarque, lejos de él. Quiero pensar que no es imposible.

03 noviembre, 2014

Garitano rules

El Leganés no pudo pasar del empate (1-1) contra la Ponferradina, el mejor equipo que ha pasado por Butarque hasta la fecha. Avisó de ello Asier Garitano el viernes, y no es traidor.
Divagando una vez sobre qué es esto del balompié, terminé dándome cuenta de que los equipos de fútbol son sus entrenadores. Tu equipo es tu entrenador, y los jugadores son meras piezas de un tablero en el que quien manda es el hombre del banquillo. Un juego de estrategia en el que a veces las piezas son mejores y otras veces son peores, pero que dependen de un solo hombre. Y ese, aquí, es Asier Garitano. 

Ayer terminé recordando aquella tesis porque Garitano volvió a demostrar que es él quien manda. Un hombre de principios que se saltó las 'normas' para cambiar a Rubén Peña a la media hora -al más puro estilo Jémez-, porque tenía amarilla. Y no dudó en explicar a los medios que lo hizo porque Rubén "no se sabe frenar". Una acción totalmente justificada a pesar de que ello conllevara el enojo del jugador y la sorpresa de la grada. Una vez más se confirma la teoría: el Leganés es Asier porque directamente depende de él, y el sacrificio de las piezas forma parte de sus decisiones del juego.
No acabó todo ahí. Cuando el jugador número 20 de la Ponferradina, Óscar Ramírez, se disponía a devolver la pelota al Leganés porque Santamaría la había tirado fuera para atender a un jugador, Garitano se acercó a Óscar y le dijo: "juega". No quiso que tal devolución se efectuara porque los jugadores del Leganés tienen orden de no tirar nunca el balón fuera. Haberlo hecho fue saltarse las normas, y Garitano quiso castigar a su equipo con tal gesto. Tengan por seguro que los jugadores pepineros aprendieron la lección.
Entretanto, todo el mundo -o casi todo- salió de Butarque con la sensación de que el equipo leonés había sido el rival más difícil que esta temporada pasó por el feudo pepinero. Fue algo así, porque también fue uno de los partidos menos potentes del Leganés en casa, impedido en su propósito por las buenas y bien colocadas piezas de Manolo Díaz. Es verdad que los entrenadores sin sus piezas no serían nada, pero un equipo no lo sería sin su entrenador. Nuestro C.D. Leganés no lo sería sin él.

Ya saben, Garitano rules. 

27 octubre, 2014

Un punto no apto para gourmets

Uno apagó Teledeporte con ese chasquido de boca, lastimando que no llegara el segundo gol en Los Pajaritos. Faltó una pizca de ingenio y velocidad en los metros finales para poder matar a un Numancia controlado una vez que Mantovani consiguió el empate. El punto no llena la barriga, pero pensando en frío y mirando la clasificación, me pregunto si con 13 puntos y en el puesto 11º uno está en condición de exigir más. (Numancia 1-1 Leganés)
Encaraba el Leganés una nueva jornada fuera de casa, ergo una nueva oportunidad para lograr el reto de la primera victoria a domicilio. Los nefastos antecedentes numantinos -un empate y tres derrotas en Soria- invitaban al optimismo para un Leganés espoleado tras comerse al Betis. Pero Gerrit frenó las buenas esperanzas en el minuto 4, tras un despiste defensivo en el que Regalón pudo ser el anotador de no ser por Queco, el único atento al '5' soriano.

La cosa se quedó ahí, porque el Leganés frunció el ceño y se puso manos a la obra para empatar lo más rápido posible, en una breve fase en la que se pareció al 'Lega' de Butarque. Consiguió el gol sin tardar mucho gracias a Mantovani tras una jugada a balón parado. El partido volvía a empezar, pero como si de un chicle se tratara, el Leganés fue perdiendo el sabor y sólo algunas pompas de Diego Aguirre revitalizaron el partido en la segunda parte. El toledano evidenció algunas carencias en sus compañeros de ataque al ser el único que le puso velocidad al juego, encarando, internando en área, poniendo centros constantes y dando trabajo a Munir. Parecía que el gol sólo podía llegar por sus botas, y de poco sirvió que Braian Rodríguez dejara con diez a los de Anquela. Un macilento Leganés sólo se limitó a pasarse el balón con lentas transiciones y previsibles contraataques que permitieron replegar al Numancia con demasiada facilidad.

Esa superioridad mal gestionada también la vio Garitano. "Se nos ha ido el partido", reconoció a pesar de empezar perdiendo, lo cual dice mucho de la oportunidad perdida. Ciertamente pudo ser mejor, pero vuelvan a mirar la tabla, y saboreen el punto. No sean tan exquisitos.

20 octubre, 2014

Rock and Roll

El Leganés ganó al Betis. Léanlo una y otra vez, y repetirán en su cabeza lo que pasó ayer. Sí, el Leganés ganó al Betis. Pueden pellizcarse.
Sepan ustedes que yo ya lo dije, pero no me quisieron creer, o más probablemente, leer. Sí, es cierto que el Betis no estuvo a la altura de su historia -ni de su omnipresente afición-. Por lo visto lleva así toda la temporada. Pero es el Betis. Y lo que gusta ganar al nombre, pase o no por su mejor momento, no tiene precio.

Asier Garitano volvió a mover piezas y sorprendió con Dioni de titular y Santamaría de lateral izquierdo, incluyendo a Postigo como central acompañando a Mantovani -desde su regreso, inamovible el argentino-. Cambios y más cambios los que se han ido viviendo cada jornada en el once inicial, pero que no alteran sin embargo la imagen más que digna con la que el Leganés termina cada partido. Chapó por el de Vergara.

Como decía en aquella publicación que con cierto oportunismo os he recordado, en el verde el dinero es papel mojado, y la calidad no puede alcanzar todo su potencial sin orden ni criterio. Es lo que le ocurre a un Betis que de momento no sabe cómo exprimir a su plantilla. El Leganés, en cambio, sabe hacerlo muy bien. Sacó jugo una vez más de sus jugadores y obtuvo el premio tarde pero a tiempo. Digamos que la justicia se cobró la deuda de Gijón, y al igual que allí, contra el Betis reinó el leitmotiv de este equipo: la fe en sus posibilidades. Lo demostró Borja Lázaro con su remontada al Mallorca, Álvaro García empatando contra el Racing, y ayer lo volvió a hacer el dorsal número 11 del Lega con su disparo en el 89'. Don Fernando Velasco Salazar se ganó un hueco en los highlights de la historia pepinera, pues no sólo el rival y el minuto fueron exageradamente propicios, sino que además la belleza del gol fue zidaniesca. De bella factura, imparable, e improbable. Para ponerle un piso -o dos- al chaval, que dirían en mi pueblo. El éxtasis, imagínense, fue monumental. Vivirlo in situ además permite archivarlo en la carpeta de recuerdos imborrables en esto de las vivencias futbolísticas que uno tiene. Como ven, sigo mojado.

Como el propio Rock and Roll, el Leganés no tiene complejos. Un género que llegó a la música como el Leganés a Segunda, con ganas de triunfar y queriendo ser eterno. Elvis, ya saben, sigue sonando en la radio.

Suban el volumen. Sigamos disfrutando.

13 octubre, 2014

Lección aprendida

La victoria del Leganés en El Molinón duró menos que un suspiro. El Sporting tiró de orgullo para empatar tras el gol a la inglesa de Diego Aguirre, y con alas culminó la remontada en el 92'. Corto pero intenso fue el tiempo que tuvieron los aficionados pepineros para mirar el marcador y ver un 0-1 que se evaporó de golpe. (Sporting de Gijón 2-1 Leganés)
No le vino grande El Molinón al Leganés, que siguió demostrando ser un equipo difícil de ganar. Con la presión por vez primera de 15.000 espectadores en contra esta temporada, aguantó las embestidas sportinguistas y tuvo cierto peligro en algunas llegadas para hacer más daño del hecho. La primera parte terminó sin goles, y se vivió en ella una tremenda pañolada para la directiva local, en una jornada de continua protesta que el Leganés no acrecentó -imagínense que los tres puntos hubieran viajado a Madrid-. La emoción, las alegrías y las penas llegaron en el segundo acto.

Con Diego Aguirre y Dioni ya en el verde, Queco Piña sacó en largo desde la portería. El malagueño la peinó sutilmente con la cabeza en la frontal, y el toledano culminó en el mano a mano. Era el 79', y la cara de incredulidad local contrastaba con el éxtasis visitante, justo lo que tras el pitido final sería completamente al revés. El 0-1 no tuvo efecto frustrante en el rival porque el Leganés no pudo alargar en el tiempo un resultado que pusiera nervioso, que resultara impotente y que dejara incapaz al Sporting. Porque al minuto, Guerrero empató. Se marchó con cierta facilidad de un hasta entonces encomiable Santamaría, Diamanka lo ayudó con un despeje convertido en autopase, y Mantovani no terminó de pegarse al palo para evitar un disparo que parecía previsible. Cadena de errores que evidenciaron cierta falta de concentración, y que presentó al Sporting diez minutos de épica frente a diez de sufrimiento. 

La inercia acosadora de los de Abelardo sólo la podía parar ya el pitido final, esperado como agua de mayo desde el banquillo de Garitano. El Gijón se lo creyó más que el Leganés, y Carlos Castro logró abatir las ilusiones pepineras en el 92'. Guión hollywoodiense para los asturianos con un 2-1 final del que sólo queda una cosa: aprender para seguir disfrutando de esta película en Segunda División. Pasen página sin quitarse el traje, en la siguiente escena aparece el Betis.

06 octubre, 2014

Hogar, dulce hogar

La segunda victoria en Liga Adelante llegó contra otro equipo isleño, el Tenerife. Dos goles a favor que comenzaron con una acción de un vistoso Sergio Prendes; y cero en contra, a lo que colaboró el retorno de Mantovani, capitán en detrimento de Postigo, esta vez suplente en lo que fue una sorpresa, tanto como la de no ver convocado al ‘Guaje’. Probaturas en cualquier caso que continúan definiendo la fase de adaptación de un Leganés que, mientras tanto, sigue sumando en Butarque. (Leganés 2-0 Tenerife)
"Con tanto cambio en el once tampoco estoy ayudando yo mucho, pero necesitamos ver gente". Así asumía y justificaba el técnico blanquiazul, con algún que otro mensaje en rueda de prensa, su responsabilidad en los ensayos que desde la primera jornada el Leganés está llevando a cabo, y que en la tarde del domingo contra el Tenerife se volvieron a ver. El bendito fondo de armario ofrece muchas opciones a Garitano, y éste parece no querer dejarse ninguna duda sin resolver antes de fijar un once tipo -no será hasta después del partido frente al Betis, ha asegurado-.

La ausencia de tal continuidad no está suponiendo, sin embargo, un grave problema para el equipo. Todo lo contrario que a domicilio, en Butarque el ‘Lega’ aún no ha dejado de marcar, ni de sumar: dos victorias y dos empates están alargando el calificativo de fortín que ya se ganó el feudo pepinero en las últimas temporadas en Segunda B. Los rivales parecen menos rivales si el Leganés juega en casa.

Y es que los tinerfeños no pudieron hacer valer esa inyección de moral tras haber vencido la pasada jornada a Las Palmas, ni siquiera a puerta vacía -creo que en Tenerife siguen tirándose de los pelos-. Presionado, quizá, por su prensa local que calificaba de ‘diferente liga’ las aspiraciones de uno y otro, los de Cervera sacaron a relucir la irregularidad del que gana al líder y pierde contra un recién ascendido. La idiosincrasia del fútbol, dirán, dejó los tres puntos en Madrid. 

Tres puntos que al ‘Lega’ le llegan en buen momento -¿cuándo no lo es?- para distanciarse del pozo de la tabla antes de visitar Gijón. Allí el Leganés tendrá una nueva oportunidad para intentar lo que hasta ahora no ha conseguido: ganar a domicilio; y allí estará un servidor para contarlo. Nos vemos a la vuelta.

28 septiembre, 2014

La pelota de tenis

Recordaréis la sublime introducción de 'Match Point' (2005, Woody Allen) en la que se hablaba de la suerte, y se utilizaba el deporte del tenis como ejemplo: Hay momentos en un partido en los que la pelota alcanza a pegar en la red, y por una décima de segundo puede seguir su trayectoria, o bien caer hacia atrás. Con un poco de suerte sigue su trayectoria y ganas. O tal vez no, y pierdes. Sin justificar la derrota del Leganés con la mala suerte, algo de eso que tan bien contaba Allen en aquella película, le sucedió al equipo pepinero en Santo Domingo. (1-0)
El 'derbi' de la hermandad por fin tuvo lugar. Alcorcón y Leganés se vieron las caras en el fútbol profesional, y siendo realistas, sin dar ningún espectáculo. Hubo cosas interesantes, sin embargo, empezando por la alineación. Asier Garitano optó por primera vez por juntar a Alberto Martín, Eraso y Diamanka, y salir con dos hombres de gol como Carlos Álvarez y Borja Lázaro. El resultado fue un centro del campo contenido pero sin suficientes ideas, y una delantera potente pero sin suficientes balones. Faltó fluidez y conexión, también frustrada por un Alcorcón que peleaba lo suyo y más.

La primera parte pasó como una clase aburrida de la que no apetece aprender nada, sin apenas ocasiones ni divertimento ninguno. La segunda mitad fue más picante. El Leganés dio los primeros sustos, y empezó a dar trabajo de verdad a Javi Jiménez. Carlos Álvarez lo puso a prueba con un disparo cruzado, y Sergio Postigo, con un cabezazo picado, lo hizo lucirse con una parada de las que dan puntos. La ocasión fue esa pelota de tenis que, con la mano milagrosa del portero amarillo, cayó en propio campo. Postigo, ese tenista que mira atónito hacia la nada preguntándose si la suerte tuvo algo que ver.

La pequeña y mamífera esfera verde sí pasaría la red, sin embargo, en la ocasión alfarera del minuto 81'. Fue una de las escasas ocasiones claras del Alcorcón, y Héctor Verdés la coló. Posiblemente Verdés debería haber rematado ese balón con mayor dificultad para conseguir un cabezazo menos fortuito. No existió tal oposición, luego no fue todo mala suerte, pero el fútbol tiene algo de eso cuando la diferencia entre la victoria y la derrota está en una pelota de tenis suspendida en el aire.

22 septiembre, 2014

Fortaleza mental

El Leganés sigue sin perder en Butarque. Estuvo cerca, pero Álvaro García lo impidió a tiempo rescatando un punto y haciendo explotar a la grada en el descuento, después de que la fugacidad goleadora del Racing pusiera un 0-2 en el marcador en un abrir y cerrar de ojos. (2-2)
Quebrando el comercial del plus, no hace falta 'abusar de tu imaginación' para salir de Butarque con la sensación de que los 5 puntos de los hasta ahora 6 que acompañan al Leganés en la tabla de clasificación, podrían ser perfectamente 9 de 10. Pienso en el maltrecho empate contra el Alavés después de un gol en propia meta y en éste en el que la victoria podría haber sido una realidad si Koné no llega a confiar tanto en su pie derecho. Pero aparquemos el fútbol ficción. 

Fue en el 36' y en el 37'. Un lapso -y lapsus- fatídico para el 'Lega' en el que no se lo creyó ni el Racing. Dos goles: el primero, un auténtico despropósito defensivo en el que Koné penetra con el balón en el área tras mil rebotes -exageración para entender las dimensiones del asunto, aunque en directo efectivamente me parecieran mil-, y con otro más, David Concha termina marcando lo que Francis no pudo. El segundo, seguidamente tras el saque de centro. El Leganés perdió la pelota ante la presión de Koné, quien en modo correcaminos salió disparado hacia la portería. Sin pensárselo mucho, colocó el balón desde 25 metros con la suficiente potencia para que resultara inútil cualquier estirada. Como decía, Queco no llegó. Si es un error o no encajar dos goles en menos de dos minutos, yo siempre diré lo mismo: es un error.

Sin embargo, la épica remontada contra el Mallorca de hace dos semanas sirvió para mantener intactas las expectativas de cara a la segunda parte. Lo mismo ocurrió en las piernas de los jugadores: corrían con fe. Dominio absoluto en la segunda mitad. El Racing, con una renta aparentemente suficiente, se encerró atrás y aguantó hasta morir. Desproteger el 0-2 después de cuatro derrotas consecutivas era una locura, imagino que pensaría Paco Fernández. Pero Butarque sigue siendo difícil, y el Racing lo sintió cuando el 'Lega' se obcecó con el gol. Diamanka recortó distancias con un golazo. Me comentaba después del partido que sí, que quiso poner el balón justo ahí. Le creo. 

Y llegó el tramo final, donde el Racing optó por tirar de pérdidas de tiempo en forma de esa antideportiva pero válida forma de esquinarse en el córner. Acciones que derivaron en calentones, y en manotazos absurdos -le costó la roja a Andreu, y el Racing se quedó con diez en el 89'-. Cuatro minutos de añadido, suficiente para Álvaro García: marcó en el 91' después de un poste de Eizmendi, y el griterío, una vez más, inundó Butarque. Ese lugar donde la fortaleza mental, de momento, supera a la futbolística.

15 septiembre, 2014

Tres de cuatro

Son los partidos en los que el Leganés ha conseguido sumar, y quizá el punto de ayer sea el más valioso de los cinco con los que cuenta. (0-0)
No premió el técnico de Vergara el reciente hattrick de Borja Lázaro, y nos dejó a todos con gesto de sorpresa al ver la alineación, un gesto que desapareció cuando el partido terminó. Porque poco fútbol (del bonito) nos brindó ayer el equipo de Asier Garitano, impedido por un Lugo con poder de dominio instantáneo. Los de Quique Setién tan sólo dejaron el balón al Leganés durante algunos minutos de la primera parte, en los que sólo un zurdazo de Alberto Martín provocó trabajo en el portero lucense. El mediocentro extremeño del Leganés fue uno de los protagonistas del partido, no sólo por generar la única ocasión clara para el 'Lega', sino por ser quien pagó el pato de las amarillas. El colegiado anduvo con la mano suelta durante un partido que se pareció poco a la guerra, y entre las ocho amarillas del partido (¡ocho!), el Leganés se quedó con diez.

Y aguantó hasta el final. Un suspiro de alivio -casi de celebración- se escapó en las casas leganenses que disfrutaban -o sufrían- a través de la página web de la LFP. El Leganés se pareció a ese que terminó la liga el año pasado contra Guijuelo, Lleida u Hospitalet. Ese que se mostró impenetrable, y que se valía de uno de sus pilares más poderosos para ganar partidos, o al menos no perderlos: la defensa. 
Ayer volvió a tirar de él para ganar un punto que supo mucho mejor que el de la primera jornada, después de encajar un gol en el minuto 6, por suerte anulado, de quedarse con diez a 30' del final, o de que el poste salvara un gol en los minutos finales. Conseguir más que un punto era imposible.

Ya saben, si no puedes ganar, no pierdas. Son estos los puntos que valen oro.

08 septiembre, 2014

La noche de Borja Lázaro

Butarque se fue al descanso en la tercera jornada de Liga Adelante con una realidad que hacía tiempo no se vivía: ser claramente dominado. No salió nada, y para colmo la desventaja en el marcador hacía prever un nuevo resultado adverso. En la grada, los 'nuevos' sacaron a pasear su escaso criterio y paciencia con algunos pitos, porque no sabían que eso de que las segundas partes nunca fueron buenas sólo pasa en el cine.
"Les dije que salieran a hacer lo que ellos saben, jugar al fútbol". Como Al Pacino en 'Un Domingo Cualquiera', Asier supo espolear a base de palabras a su jugadores durante el descanso. Dicho y hecho. El Mallorca desapareció en la segunda mitad, casi literalmente, y volvió el Leganés del primer partido de Liga contra el Alavés. Llamó a la puerta hasta, esta vez sí, romperla.

La entrada de Fran Moreno en el 60' aportó más movimientos arriba, y algún que otro desajuste defensivo en el Mallorca, quizá pensando en volver a la isla con la renta de la primera parte. El partido no estaba perdido para los pepineros, aunque lo pareciera, y el Leganés demostró que en su casa dará que hablar. Y el encargado de que se hable hoy del Leganés fue Borja Lázaro. Agárrense. Cabezazo magistral en el 62', de esos con más colocación que fuerza, a los que no llegaría ni 'Boomer'. Remate desequilibrado en el 65' tras una jugada por banda izquierda de Velasco, otro cuyo regreso al once fue atronador. Disparo casi imposible al palo en la primera parte, y asistencia de gol en la segunda. La remontada ya era un hecho, pero en el 75' la grada pepinera levantó su culo del asiento por tercera vez: la sentencia, de nuevo con un cabezazo de Borja que se coló tras golpear en la defensa mallorquinista, para infortunio de Cabrero. 

Fue con una reacción tan inesperada como apabullante como el Leganés pasó por encima al Mallorca y logró la primera victoria en la Liga Adelante (3-1). Fue la noche en la que el griterío de Butarque se oyó hasta en Parquesur. La noche de un nuevo ídolo para la parroquia pepinera. La noche de Borja 'Mandzukic' Lázaro -así lo definió el 'Guaje'- para erigir el bendito debate del 'nueve'.

02 septiembre, 2014

Cuestión de eficacia

La primera derrota de esta nueva aventura llegó en Llagostera (2-0), uno de los otros tres compañeros de ascenso del Leganés. Un rival a priori más asequible que el Alavés de la primera jornada, ese que pudo haberse ido 'calentito' de Butarque. Pero no fue así. 
Rival relativamente desconocido -Asier aseguró en la previa que no sabía lo que se iban a encontrar-, viaje eterno en autobús -ocho horas aproximadamente sin mover el culo-, partido a puerta cerrada -sanción impuesta por los gestos racistas de una aficionada-, y siguiendo la escala de grises, derrota. No fue excusa, porque el Leganés saltó al verde e hizo una buena primera parte. Dominó, controló, asustó, y tuvo llegadas, pero no contundencia en el área. O mejor dicho, las áreas, en plural. Faltó acierto, todo lo contrario que el equipo catalán. Llegó tres veces, marcó dos goles. El tipo de eficacia con la que gusta ganar, y nunca perder. El primer gol en el llamado minuto psicológico -descuento de la primera parte- supuso una ventaja para el Llagostera que le permitió encarar la segunda parte aglomerándose atrás para impedir que el Leganés consiguiera algo. No sólo fue así, sino que llegó su segundo, obra de un inspirado Jordi López, y adjetivo totalmente opuesto a la tarde pepinera. 

Pero lo que el domingo fueron lágrimas, el lunes tornaron en sonrisas cuando los aficionados abrieron sus canales de información pepinera y vieron que Dioni había vuelto. El tipo de los 21 goles en la 2012/13 que tanto gustó a la grada, ha regresado al 'Lega' cedido del Granada C.F, y tras rechazar mejores ofertas económicas. No era el más deseado, en cambio, por Garitano, que quiso esperar para pescar algún descarte de Primera, como él mismo ha reconocido en Horablanquiazul, con su siempre arrolladora sinceridad. El mar, sin embargo, estaba tranquilo, y Dioni recibió el 'ok' del míster, la llave que desbloqueaba la operación. Su llegada el último día de mercado deja claro que en el club siempre se pensó en él, aunque fuera en el último de los casos. Pero para último, Jon Ander Serantes, el fichaje in extremis del 'Lega' para la portería. Será uno de los tres porteros, cifra que quería Asier: "me gusta tener plantillas de 24 jugadores: 21 de campo y 3 porteros", aseguró en el citado programa de radio. 

Ahora, el Leganés ya tiene todos los ingredientes para la temporada diez años anhelada. De momento huele bien, veremos si se pueden comer el domingo al Mallorca. Un punto en tres jornadas sería escaso premio.

25 agosto, 2014

Sin la suerte del novato

Como si de una maldita ley matemática se tratara aquello de 'cuando perdonas, lo pagas', ayer el Leganés no pudo disfrutar de la famosa suerte del novato contra el Alavés. Incontables ocasiones fallidas valieron a los pepineros para salir de Butarque contentos con eso que llaman sensaciones, pero cabreados por dejar escapar los tres puntos con un empate (1-1) que sabía a poco. Aunque los cabreos, ya sabemos, son momentáneos.
El regreso a Segunda fue como el salto al color. Fue un nuevo mundo volver a escuchar en la radio a un Leganés protagonista, y saber que el nombre de tu ciudad y equipo, de sus jugadores o de su estadio, sonó por televisión viajando hacia cualquier rincón de España, incluso porque las líneas del terreno de juego no se distinguieran ni de cerca. Hasta fue Trending Topic. Las cabinas, con su insoportable calor veraniego fruto de una tribuna que cada tarde desafía al Sol, soportaron los ecos de los grandes medios nacionales. Las cámaras volvieron a apoyarse en el césped de Butarque, y grabaron para el deleite de los aficionados al fútbol, la autenticidad de un equipo que llevaba una década en el infierno.
Un equipo que jugó con el Alavés. Con, no contra. Supo mandar, controlar y jugar a lo que más le gusta, demostrando la personalidad que Asier Garitano quiere, sin sufrir la amenaza de la presumible diferencia de categoría, la incógnita que teníamos todos. Alberto Martín remató una brillante jugada de Fran Moreno por línea de fondo, y marcó el primer gol del Leganés en su vuelta, y su primer tanto personal después de treinta partidos con la elástica blanquiazul. El debut quedó empañado por -no encuentro otra razón- la mala suerte. Gol en propia puerta e imperdonables ocasiones que Eizmendi, Diamanka o Borja Lázaro no marcaron.

Así que vuelvo a las sensaciones. El 'Lega' bailó al equipo vitoriano, en lo que de momento parece la premisa de una gran obra cuyo titulo se escribe con la palabra permanencia. Como dijo ayer el 'Guaje' después del partido en los micrófonos de VAVEL.com, "haciendo partidos así, este equipo no va a sufrir". Quizá sea por eso. Quizá porque a este equipo no le hará falta, no hubo suerte del novato.

23 agosto, 2014

Que dure

Mañana el C.D. Leganés regresa oficialmente a competir en Segunda División. Una década ha pasado desde la útlima vez, cuando un servidor tan sólo tenía doce años. Un niño que escuchaba al Leganés por la radio, pero que nunca llegó a pisar Butarque en formato LFP. Os podéis imaginar la ilusión que me hace estar allí, mañana, a las 19:00. 
Estos días me pasé por el polideportivo Europa de El Carrascal, donde se encuentra el campo de entrenamiento que el Leganés ha improvisado para no estropear el malparado césped de Butarque, que sigue siendo un problema para practicar fútbol de nivel. Hacemos una parada, porque David Aguilera os explica en su blog cómo el 'Lega' ha acabado ahí. Como os decía, me sigue encantando ese otro lado, el del día a día en el fútbol. En esta Segunda, equipos como Betis, Valladolid, Osasuna, Las Palmas, y un largo etcétera cuentan con toda una provincia detrás. Son equipos más mediáticos, con más masa social, con más dinero, y con más recursos que el Leganés. 
Mientras que el Betis entrena en una su ciudad deportiva Luis Del Sol de 4.000 metros cuadrados, el club pepinero lo hace -de momento- en un polideportio público, rodeado de una pista de atletismo en la que vecinos de la ciudad corren mientras tanto; duchándose en enanos vestuarios más que deficientes, y recogiendo, los propios jugadores, el material de entrenamiento -en el Betis no lo hacen-. La diferencia es abismal, y se mantiene con la mayoría de los rivales del Leganés este año. 

La magia del fútbol es que cuando llega el domingo, con el pitido inicial, el dinero, muchas veces, es papel mojado. Es el argumento de un equipo que va a pelear y correr más que el rival por mantenerse en Segunda División. Creo que voy a disfrutar como un niño -de doce años- viendo al 'Lega' por el televisión. Mañana lo haré in situ, pero desde hoy pido, no sé a quién, que esto dure. Que dure mucho. 

Les veo en Butarque. Y no olviden que el Leganés ganará al Betis.

07 agosto, 2014

Nos quedaremos

Ayer el fútbol regresó a Butarque. Y con él, cientos de aficionados pepineros (y rayistas) poblaron parte de unas gradas que llevaban diez años deseando volver a donde un día estuvieron. Fue bonito ver blanquiazules y franjirrojos compartir asiento. Dejaré para otro día, cuando entre en acción la competición oficial, la emoción del regreso a Butarque. Hoy sólo me centraré en el buen sabor de boca que aún me queda del partido de ayer.
Son muchos medios los que se han hecho eco del cabreo de Jémez. Quizá fue lo más trascendente ayer, que un Primera no pudo con un Segunda. El entrenador canario quería hablar, pese a que no había prevista rueda de prensa. Quería lanzar un mensaje a sus jugadores, y lo hizo. No justificó la derrota de su equipo por el mal estado del césped, pero sí lo dejó caer. Razón no le falta, el césped no es el mejor, pero quizá ayer el Rayo no ganó porque hiciera las cosas mal, sino porque el equipo que había delante, las hizo muy bien. Me atrevería a decir que fue mejor, pero el resultado final (2-2) no me deja.

El Leganés volvió a demostrar que es camaleónico. Que puede jugar a esperarte atrás para pillarte en bragas, o todo lo contrario, tocar y elaborar para que veas cómo llega hasta el área sin que le quites el balón, y encima te encasquete un golazo. El fichaje de Rubén Peña me ilusionó desde el principio, y ayer vi que esa ilusión era por algo. Fue el mejor. Un cerrojo atrás, y como si de un barrido tenístico se tratara, ya estaba arriba cuando mirabas hacia el otro lado de la banda derecha. Marcó el primer gol del partido, y se ganó el cariño de la afición. Borja Lázaro también gustó, y mucho, aunque no pudo ver su debut en Butarque con gol, pese a que Fran Moreno se lo puso en bandeja. No obstante, penalti y gol de Fran. El resto de fichajes y de jugadores demostraron tener las ideas muy claras. Unas ideas que ayer supusieron 'bailar' a un Primera en ciertos momentos del partido, con jugadas al primer toque, buenos balones entre líneas, defensa castrada de complicaciones, y resistencia física patente. El día 24 arranca el campeonato, y mientras el Leganés demuestre algo parecido a lo que hizo ayer, no me cabe duda de que nos quedaremos.

26 julio, 2014

Hola, Segunda

El pitido final en Hospitalet supuso licencia para imaginar, para ver dentro de nuestra cabeza sin miedo a supersticiones que lo impidieran, a un Leganés en Segunda. Pero a medida que se acerca el 24 de agosto, la imaginación pasa a ser pura realidad.
Ha pasado más de un mes desde entonces, y empiezo a asimilar con más naturalidad eso de ver el escudo blanquiazul cada vez que abro la app de la LFP en el móvil. Todo empezó cuando la bandera pepinera cogió sitio en la sede de la Liga, junto con otras compañeras de tela. Banderas como la verdiblanca, rojilla, o blanquivioleta, que hace unos meses compartían salón con los mejores. A creérselo también ayudan los fichajes. Buenos, malos, mejores o peores. No importa. Cualquier nueva incorporación te recuerda una vez más que el Leganés está en Segunda. Eclipsaron las dolorosas bajas, y Borja Lázaro, César Soriano, Rubén Peña, Alain Eizmendi o Pape Diamanka ya 'tuitean' como pepineros. El equipo coge forma, comenzaron los entrenamientos y los amistosos están a la vuelta de la esquina. La prueba definitiva de que esto está muy cerca ha sido el calendario. Conocer el primer rival, el segundo, el tercero, el decimoquinto, el vigésimo primero y el último, es señal ineludible de que falta muy poco. No cabe duda de que el 'Lega' está en Segunda cuando le toca viajar a cualquier rincón de la geografía española, y no sólo a las seis provincias a las que limitaba la Segunda B.

Un calendario que tiene cuatro jornadas más (de temporada regular) que la categoría de bronce. Un calendario con cinco partidos en noviembre y marzo, y seis en mayo. Serán meses duros, seguro. Un calendario en el que el Leganés jugará doblemente fuera de casa de forma consecutiva. Primero contra Las Palmas y Sabadell las jornadas 16 y 17, y más adelante contra Zaragoza y Alavés en la 21 y 22. Un problema que se recuperará a medias, pues tan sólo habrá dos jornadas seguidas en Butarque: la 37 y la 38, ahora recibiendo a los catalanes y los canarios. Pero me gustan dos cosas: Butarque abre y cierra el campeonato para el Leganés, y en el tramo final, la condición de local será sin duda una ventaja: 4 de 6 en casa. El resto, puedes comprobarlo tú mismo aquí.

Aún queda por ver las nuevas equipaciones, las sensaciones que transmite el equipo en pretemporada, y lo más importante, llegar a Butarque el 24 de agosto. Pero ya termino de creérmelo. Lo que el 22 de junio era la confirmación de un sueño cumplido, ahora es cada vez más real.

22 julio, 2014

Un mes

Hoy, justamente hace un mes, asaltaba a eso de las 21:15 horas el césped de la Feixa Llarga de Hospitalet, en Barcelona. Un gesto en el mundo del fútbol que está reservado a muy pocos aficionados, y que muchos pepineros pudimos disfrutar para celebrar junto con los artífices, el ascenso a Segunda División. Todo gracias a un temporadón del Club Deportivo Leganés, y en concreto, a esa chilena del 'Guaje'. 


La experiencia fue inolvidable, y me alegro de tenerla en el recuerdo (positivo) para siempre, como tengo de igual forma, intacta, la eliminación de hace un año. Porque si algo te deja el fútbol, son momentos. Buenos y malos, pero con la misma potencia y consecuente facilidad para encontrarlos en el abismo del cerebro. Por eso me gusta. Porque es la cosa más importante de las cosas menos importantes. Porque gracias a ese partido, a ese año, a esos jugadores tengo más días guardados para siempre. Aquel viaje ilusionante de ida e interminable de vuelta, aquel éxtasis en el momento del gol con Vicente Serrano alías Pitu entre la afición rival, aquellos abrazos con amigos y jugadores a los que había entrevistado días antes, aquel sorprendente hermanamiento entre aficiones intercambiando camisetas y bufandas al final del partido, o compartir aquella grabación con la que nos deleitó Víctor Gil para la eternidad. Había otros deportes, otras formas con las que gastar el tiempo, pero elegimos el 'típico', el de masas, el de dar patadas a una pelota. Quizá porque, como decía Boskov, es sencillo, y te termina demostrando que peleando hasta el final, obtienes recompensas, por mucho que por el camino fracases una y otra vez. Acepto que es una relación tremendamente repetitiva, pero sigue siendo la vida misma. Por eso asaltamos el césped aquella noche. Porque vimos nuestro éxito en las botas de aquellos hombres vestidos de verde. Porque después de diez años, volvimos a tocar el cielo. Hoy. Hace un mes.

10 julio, 2014

"Sí quiero"

El fútbol es como una mujer. Un matrimonio que, por cultura, costumbres, o herencia,  desde que nacemos tiene nuestro amor para toda la vida. Pero hoy de desamores va la cosa, porque todos han dicho adiós. Carlos Martínez, De La Vega, Valleros, Fer Ruiz, Pírez* y el último, Dani Gómez.


El año pasado sólo ellos seis continuaron luchando por el sueño que perdieron en el último instante. Hubo lágrimas. Lágrimas que un año después fueron de alegría. Ascendieron al Leganés a Segunda, aunque algunos con roles ligeramente diferentes. Hoy, sin embargo, ninguno defiende estos colores.

El fútbol moderno es así. Cuesta encontrar esa fidelidad recíproca club-jugador que haga infinita la continuidad. Porque ya no veremos los zurdazos de Carlos, la intensidad defensiva de De La Vega, el pundonor de Dani Gómez, las ganas de Valleros, los disparos del uruguayo, ni los alocados regates de Chenan. Es verdad que algunos de ellos eran ‘capitanes’ por poco, pero ya se habían impregnado de blanco y azul. Porque ser capitán no es llevar el brazalete ni elegir cara o cruz antes del pitido inicial. Es saber lo que representas, y honrarlo con tu fútbol, tus ganas, y tu fe. Y sin capitanes se pierde el rumbo, y la esencia de una tripulación.

Por suerte, muchos de los que vinieron en la 2013/14 demostraron tener brújulas calibradas, que no son otra cosa que las mismas ganas de los que se quedaron. El brazalete de capitán lo paseará ahora Sergio Postigo, el único con más recuerdos pepineros que ninguno, y que le ha permitido ser ya jefe de filas. Pero lo podría pasear Mantovani, Carlos Álvarez, Álvaro García o Queco Piña, porque han demostrado sentir los colores, y no negaré que es de lo que se trata. El viaje está asegurado, pero los que somos románticos en esto del amor, seguiremos anhelando un “sí quiero” que dure toda la vida. Qué le vamos a hacer. 

01 julio, 2014

Mamá y Papá

Comienzan los fichajes. El Club Deportivo Leganés ha hecho oficial en el día de hoy la contratación de Borja Lázaro, un “delantero nato” que acompañará a Carlos Álvarez en su labor por hacer al Lega más grande en Segunda. El de Carabanchel debutará en la categoría de plata, gracias a, entre otros, dos jugadores que acaban de renovar.


No es casualidad que Martín Mantovani y Javier Eraso sean los primeros en firmar un año más con el Leganés. Las prioridades del club son evidentes: dos jugadores de los veintitrés que tienen culpa del ascenso pepinero, y que han logrado ser dos pilares inamovibles del once titular de Asier Garitano, siempre por méritos propios.

Qué decir del argentino. Está claro que el ‘quilombo’ al que se refería 'la triple M' era allá por la grada, porque en el verde todo es orden y disciplina. No recuerdo (ayudadme) un jugador que haya conseguido marcharse de Martín Mantovani. La solvencia y facilidad con la que controla las situaciones son abusivamente dignas de Primera. Eficiencia pura, y un carácter ganador que ha hecho que todos nos rindamos ante él. Ya decía Dani Barrio, quien también jugó con él en Oviedo, que Martín nunca le dejaba atrapar el cuero cuando éste se acercaba al área. Todo lo despejaba el de Tucumán. Su renovación ha sido el primer fichaje, y la primera alegría para el aficionado.

Unos metros por delante juega el navarro. Javier Eraso llegó procedente del Bilbao Athletic, y con veinticuatro años ha ascendido, no sólo de categoría, sino de cabo a capitán general de la sala de máquinas del Lega. Él manda ahí. Sabe lo que hace, y el equipo nota su criterio a la hora de sacar el balón, de jugarse el tipo, y el tiro. Acertó ocho veces (no se me olvidará aquel derechazo en Fuenlabrada) y se ganó el respeto de la grada. Su proyección es una obviedad.

Con alguna que otra baja de renombre, la intención de mantener el bloque no es sólo acertada sino necesaria en Segunda. La esencia de este equipo no es tanto la ‘normalidad’ impuesta por Asier como la engrasada conexión de sus piezas. Y Martín y Eraso, con permiso del que dio nombre a este blog, son el cemento de un edificio sin vértigo, el aire que oxigena al equipo, y los padres que sustentan un bloque que intentará mantener la normalidad. Pero esta vez, en Segunda División.

26 junio, 2014

Gracias



Carlos Martínez y Leganés ya sólo serán sinónimo en el recuerdo, en el corazón, y en la historia. El por qué, de momento no se ha hecho público, pero la decisión de Asier Garitano también ha dejado sin equipo a Valleros, De La Vega, y Fer Ruiz. Si contara con ellos, no se habrían ido de este barco. Otro adiós menos controlable ha sido el de Abel Suárez y Pírez, que se van en la misma dirección en la que vinieron. El Leganés dijo adiós así a seis jugadores en un solo día. Ardió twitter, y es normal. No se suelen digerir fácilmente tantos bocados de un solo trago. 

De lejos la baja más sensible ha sido la de Carlos Martínez. No sé si alguien lo esperaba, pero está claro que nadie quería que ocurriera. Asier nos dejó alguna pista con sus últimas alineaciones en lo que era ya una tendencia, que a pesar de todo, parecía acertada entre las lesiones del de Llerena y los resultados favorables. Ahora el adiós duele para una afición que sabe reconocer la autenticidad del que se despide de un club que no te renueva diciendo que ya se puede morir tranquilo porque ha ascendido a su Lega a Segunda. Y el debate está servido.

La labor de Asier es incuestionable. Un hombre que ha ascendido al Leganés a Segunda, y que bajo el lema de la ‘normalidad’ y la inquietante inexpresividad (quizá fruto de quien sabe que su trabajo no es encariñarse con sus jugadores), esconde una genial personalidad con la que ha hecho un equipo campeón, por mucho que la tabla diga que quedó segundo. Ha sido ascender, y Garitano no ha dejado de ser quien es: el entrenador, creando un nuevo puzzle. Los equipos son así. Cuesta construirlos, y algunas piezas son difíciles de encontrar. Carlos Martínez, para mí, es una de ellas. Su calidad es indudable con una zurda digna de Primera y su buenrollismo es de Campeón del Mundo, de ese tan necesario no sólo en el fútbol, sino en la vida. Queda pensar, por descarte, que su físico es la principal desconfianza de Asier para la temporada que viene. Y hasta con el corazón impregnado en neutralidad cuesta creer que ‘el 7’ no pueda tener, ni siquiera cojo, hueco en un Leganés de Segunda.

La valentía de la decisión del de Vergara me parece tan encomiable como triste e injusta la baja de un jugador en cuyo cuerpo corre sangre blanquiazul. Es entonces cuando uno piensa en el disparate que es el fútbol, y en que a pesar de todo, en esta película no parece haber malos. Quizá sólo haya buenos, y a la vez que toca agradecer eternamente a Carlos tantos domingos de entrega, goles, zurdazos, sonrisas y pasión por el Leganés, haya que hacer lo mismo con Asier por un ascenso histórico. Sólo que, de momento, este principio no nos gusta.

Seguiré digiriendo los bocados.