15 marzo, 2015

Sporting de Leganés

El Leganés se derrotó a sí mismo con un gol en propia puerta y facilitó la hoja de ruta de los asturianos para encajar la tercera derrota consecutiva, la segunda seguida en Butarque. Con el Betis en el horizonte, se presupone complicado romper esta mala dinámica a corto plazo. Asier Garitano ya ha dejado claro que sólo será posible "con tranquilidad, no con nerviosismo". (Leganés 0-1 Sporting)
Llegaba el Sporting de Gijón a Butarque a sabiendas de que la tarde sería difícil. El tuit que horas antes aparecía por sus redes sociales se antojaba como el pretexto de una derrota imaginada. Razón no les faltaba en cualquier caso. El césped de Butarque da pena. No fue tan mal, sin embargo, el estreno del nuevo himno, que aunque no fue atronador, sí disfrutó de más gargantas de lo habitual: fue la segunda mejor entrada de la temporada, con 7.300 espectadores, mil de ellos sportinguistas tiñiendo de rojiblanco la grada blanquiazul. 

Todo fue bonito hasta que el partido empezó. Una nube cubrió Butarque, y la metáfora ya la saben. Un Lega irreconocible empezó a pegar constantes pelotazos y achiques continuos ante situaciones controlables. Nadie bajaba la pelota al piso, y cuando tocaba darle de cabeza, Velasco sacó el pie. Gol en propia puerta en el minuto doce, y c'est fini. Ese iba a ser el único tiro que le iban a hacer a Serantes, porque los de Abelardo optaron por defenderse. Una estrategia arriesgada: perdieron gol, pero también lo evitaron.

Los pepineros sólo conseguían penetrar en área rival a base de centros por alto, y a no ser que se tratara de un córner con Mantovani o Postigo como principal amenaza, Chuli difícilmente podía hacer sangre con Bernardo y Luis Hernández custodiando la cueva. Garitano apostó por la movilidad del ratón onubense, pero ni con esas. Costó más que nunca crear peligro de gol, pero el Leganés volvió a demostrar que no se arruga ante nadie, a pesar de las inclemencias arbitrales, una vez más con Óliver de la Fuente Ramos como antagonista. El Lega lo intentó e hizo sufrir hasta hacerle pedir la hora al que hoy duerme líder. Un equipo con un Abelardo que hace dos temporadas caía derrotado en Butarque como entrenador del filial sportinguista. Hoy sale victorioso con el primer equipo en un partido en el que es tan fácil salir enojado como difícil ver lo lejos que hemos llegado. Yo, supongo que como ustedes, sigo prefiriendo mil veces perder en Segunda que ganar en Segunda B. Me pongo a pensar en la que ya es la tercera derrota consecutiva, en que puede llegar otra... y olvido que hay que disfrutar del sueño. Un sueño del que tengo pocas dudas, se repetirá el año que viene. ¡Sueñen!

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