Comienzan los fichajes. El Club Deportivo Leganés ha hecho
oficial en el día de hoy la contratación de Borja Lázaro, un “delantero nato”
que acompañará a Carlos Álvarez en su labor por hacer al Lega más grande en
Segunda. El de Carabanchel debutará en la categoría de plata, gracias a, entre
otros, dos jugadores que acaban de renovar.
No es casualidad que Martín Mantovani y Javier Eraso sean
los primeros en firmar un año más con el Leganés. Las prioridades del club son
evidentes: dos jugadores de los veintitrés que tienen culpa del ascenso
pepinero, y que han logrado ser dos pilares inamovibles del once titular de
Asier Garitano, siempre por méritos propios.
Qué decir del argentino. Está claro que el ‘quilombo’ al que
se refería 'la triple M' era allá por la grada, porque en el verde todo es orden y
disciplina. No recuerdo (ayudadme) un jugador que haya conseguido marcharse de
Martín Mantovani. La solvencia y facilidad con la que controla las situaciones
son abusivamente dignas de Primera. Eficiencia pura, y un carácter ganador que
ha hecho que todos nos rindamos ante él. Ya decía Dani Barrio, quien también
jugó con él en Oviedo, que Martín nunca le
dejaba atrapar el cuero cuando éste se acercaba al área. Todo lo despejaba el de Tucumán. Su renovación ha sido el primer fichaje, y la primera alegría para el
aficionado.
Unos metros por delante juega el navarro. Javier Eraso llegó
procedente del Bilbao Athletic, y con veinticuatro años ha ascendido, no sólo
de categoría, sino de cabo a capitán general de la sala de máquinas del Lega.
Él manda ahí. Sabe lo que hace, y el equipo nota su criterio a la hora de sacar
el balón, de jugarse el tipo, y el tiro. Acertó ocho veces (no se me olvidará
aquel derechazo en Fuenlabrada) y se ganó el respeto de la grada. Su proyección es una obviedad.
Con alguna que otra baja de renombre, la intención de
mantener el bloque no es sólo acertada sino necesaria en Segunda. La esencia de
este equipo no es tanto la ‘normalidad’ impuesta por Asier como la engrasada
conexión de sus piezas. Y Martín y Eraso, con permiso del que dio nombre a este
blog, son el cemento de un edificio sin vértigo, el aire que oxigena al equipo, y los padres que sustentan un bloque que intentará mantener la
normalidad. Pero esta vez, en Segunda División.
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