22 julio, 2014

Un mes

Hoy, justamente hace un mes, asaltaba a eso de las 21:15 horas el césped de la Feixa Llarga de Hospitalet, en Barcelona. Un gesto en el mundo del fútbol que está reservado a muy pocos aficionados, y que muchos pepineros pudimos disfrutar para celebrar junto con los artífices, el ascenso a Segunda División. Todo gracias a un temporadón del Club Deportivo Leganés, y en concreto, a esa chilena del 'Guaje'. 


La experiencia fue inolvidable, y me alegro de tenerla en el recuerdo (positivo) para siempre, como tengo de igual forma, intacta, la eliminación de hace un año. Porque si algo te deja el fútbol, son momentos. Buenos y malos, pero con la misma potencia y consecuente facilidad para encontrarlos en el abismo del cerebro. Por eso me gusta. Porque es la cosa más importante de las cosas menos importantes. Porque gracias a ese partido, a ese año, a esos jugadores tengo más días guardados para siempre. Aquel viaje ilusionante de ida e interminable de vuelta, aquel éxtasis en el momento del gol con Vicente Serrano alías Pitu entre la afición rival, aquellos abrazos con amigos y jugadores a los que había entrevistado días antes, aquel sorprendente hermanamiento entre aficiones intercambiando camisetas y bufandas al final del partido, o compartir aquella grabación con la que nos deleitó Víctor Gil para la eternidad. Había otros deportes, otras formas con las que gastar el tiempo, pero elegimos el 'típico', el de masas, el de dar patadas a una pelota. Quizá porque, como decía Boskov, es sencillo, y te termina demostrando que peleando hasta el final, obtienes recompensas, por mucho que por el camino fracases una y otra vez. Acepto que es una relación tremendamente repetitiva, pero sigue siendo la vida misma. Por eso asaltamos el césped aquella noche. Porque vimos nuestro éxito en las botas de aquellos hombres vestidos de verde. Porque después de diez años, volvimos a tocar el cielo. Hoy. Hace un mes.

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