13 octubre, 2014

Lección aprendida

La victoria del Leganés en El Molinón duró menos que un suspiro. El Sporting tiró de orgullo para empatar tras el gol a la inglesa de Diego Aguirre, y con alas culminó la remontada en el 92'. Corto pero intenso fue el tiempo que tuvieron los aficionados pepineros para mirar el marcador y ver un 0-1 que se evaporó de golpe. (Sporting de Gijón 2-1 Leganés)
No le vino grande El Molinón al Leganés, que siguió demostrando ser un equipo difícil de ganar. Con la presión por vez primera de 15.000 espectadores en contra esta temporada, aguantó las embestidas sportinguistas y tuvo cierto peligro en algunas llegadas para hacer más daño del hecho. La primera parte terminó sin goles, y se vivió en ella una tremenda pañolada para la directiva local, en una jornada de continua protesta que el Leganés no acrecentó -imagínense que los tres puntos hubieran viajado a Madrid-. La emoción, las alegrías y las penas llegaron en el segundo acto.

Con Diego Aguirre y Dioni ya en el verde, Queco Piña sacó en largo desde la portería. El malagueño la peinó sutilmente con la cabeza en la frontal, y el toledano culminó en el mano a mano. Era el 79', y la cara de incredulidad local contrastaba con el éxtasis visitante, justo lo que tras el pitido final sería completamente al revés. El 0-1 no tuvo efecto frustrante en el rival porque el Leganés no pudo alargar en el tiempo un resultado que pusiera nervioso, que resultara impotente y que dejara incapaz al Sporting. Porque al minuto, Guerrero empató. Se marchó con cierta facilidad de un hasta entonces encomiable Santamaría, Diamanka lo ayudó con un despeje convertido en autopase, y Mantovani no terminó de pegarse al palo para evitar un disparo que parecía previsible. Cadena de errores que evidenciaron cierta falta de concentración, y que presentó al Sporting diez minutos de épica frente a diez de sufrimiento. 

La inercia acosadora de los de Abelardo sólo la podía parar ya el pitido final, esperado como agua de mayo desde el banquillo de Garitano. El Gijón se lo creyó más que el Leganés, y Carlos Castro logró abatir las ilusiones pepineras en el 92'. Guión hollywoodiense para los asturianos con un 2-1 final del que sólo queda una cosa: aprender para seguir disfrutando de esta película en Segunda División. Pasen página sin quitarse el traje, en la siguiente escena aparece el Betis.

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