20 octubre, 2014

Rock and Roll

El Leganés ganó al Betis. Léanlo una y otra vez, y repetirán en su cabeza lo que pasó ayer. Sí, el Leganés ganó al Betis. Pueden pellizcarse.
Sepan ustedes que yo ya lo dije, pero no me quisieron creer, o más probablemente, leer. Sí, es cierto que el Betis no estuvo a la altura de su historia -ni de su omnipresente afición-. Por lo visto lleva así toda la temporada. Pero es el Betis. Y lo que gusta ganar al nombre, pase o no por su mejor momento, no tiene precio.

Asier Garitano volvió a mover piezas y sorprendió con Dioni de titular y Santamaría de lateral izquierdo, incluyendo a Postigo como central acompañando a Mantovani -desde su regreso, inamovible el argentino-. Cambios y más cambios los que se han ido viviendo cada jornada en el once inicial, pero que no alteran sin embargo la imagen más que digna con la que el Leganés termina cada partido. Chapó por el de Vergara.

Como decía en aquella publicación que con cierto oportunismo os he recordado, en el verde el dinero es papel mojado, y la calidad no puede alcanzar todo su potencial sin orden ni criterio. Es lo que le ocurre a un Betis que de momento no sabe cómo exprimir a su plantilla. El Leganés, en cambio, sabe hacerlo muy bien. Sacó jugo una vez más de sus jugadores y obtuvo el premio tarde pero a tiempo. Digamos que la justicia se cobró la deuda de Gijón, y al igual que allí, contra el Betis reinó el leitmotiv de este equipo: la fe en sus posibilidades. Lo demostró Borja Lázaro con su remontada al Mallorca, Álvaro García empatando contra el Racing, y ayer lo volvió a hacer el dorsal número 11 del Lega con su disparo en el 89'. Don Fernando Velasco Salazar se ganó un hueco en los highlights de la historia pepinera, pues no sólo el rival y el minuto fueron exageradamente propicios, sino que además la belleza del gol fue zidaniesca. De bella factura, imparable, e improbable. Para ponerle un piso -o dos- al chaval, que dirían en mi pueblo. El éxtasis, imagínense, fue monumental. Vivirlo in situ además permite archivarlo en la carpeta de recuerdos imborrables en esto de las vivencias futbolísticas que uno tiene. Como ven, sigo mojado.

Como el propio Rock and Roll, el Leganés no tiene complejos. Un género que llegó a la música como el Leganés a Segunda, con ganas de triunfar y queriendo ser eterno. Elvis, ya saben, sigue sonando en la radio.

Suban el volumen. Sigamos disfrutando.

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