24 noviembre, 2014

Ni antes tan buenos, ni ahora tan malos

Cinco jornadas sin ganar y tres derrotas consecutivas son números difíciles de digerir. Más cuando en los dos últimos partidos se van los puntos en el último minuto, algo que ocurre por cuarta vez esta temporada. Fuera de casa el 'Lega' sigue de capa caída y no logra quitarse la etiqueta de peor visitante de la Liga. Asier intentó cambiar al equipo, pero todo siguió igual. Y para colmo, ahora llegan dos miuras. El cabreo del aficionado es comprensible, pero no el derrotismo. Sería absurdo negar el mal momento que atraviesa el equipo, pero también lo sería prenderle fuego en la jornada 14.
Al igual que hace dos jornadas en Albacete, las virtudes del Leganés brillaron por su ausencia. Cuesta encontrar una razón por la cual lejos de Butarque el equipo no es capaz de acercarse a su mejor versión. La capacidad para generar ocasiones de gol desciende fuera de casa, generalmente para todos los equipos, pero en este caso para un Leganés que además difiere mucho de local a visitante. Con tan pocas ocasiones de gol por partido es evidente que la primera cuestión a mejorar es la puntería, teniendo en cuenta que la fiabilidad defensiva que mostraba el 'Lega' en Segunda B ha desaparecido. El medio del campo tampoco ayuda a ilusionarse, pues las pocas triangulaciones niegan la fluidez en el juego, y los pelotazos no terminan de aportar mucho. 

Quizá la ausencia de ese once estable prometido por Garitano desestabilice la confianza y dificulte las conexiones en el césped, pero si lo hubiera, lo achacaríamos entonces a la ausencia de cambios. El fútbol es así, y las malas rachas son parte del proceso de aprendizaje y de maduración de un equipo. El momento es malo, y el aficionado acumula sus razones para exigir que fuera de casa el equipo compita hasta la extenuación. Pero ni antes eran tan buenos, ni ahora tan malos. Debemos aceptar con resignación que merodear por los puestos bajos de la tabla quizá sea el papel natural de un actor recién llegado. No seré yo quien quiera verlo pelear en el fango a final de temporada, pero quizá sea éste el mejor momento para toparnos con la realidad, y aprender a tiempo. Los 84 puntos que restan por jugarse dan margen de sobra a un equipo con potencial para quedarse en Segunda un año más. No se vengan abajo tan pronto, camaradas, y cedan en su afán por el pesimismo. 

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