03 noviembre, 2014

Garitano rules

El Leganés no pudo pasar del empate (1-1) contra la Ponferradina, el mejor equipo que ha pasado por Butarque hasta la fecha. Avisó de ello Asier Garitano el viernes, y no es traidor.
Divagando una vez sobre qué es esto del balompié, terminé dándome cuenta de que los equipos de fútbol son sus entrenadores. Tu equipo es tu entrenador, y los jugadores son meras piezas de un tablero en el que quien manda es el hombre del banquillo. Un juego de estrategia en el que a veces las piezas son mejores y otras veces son peores, pero que dependen de un solo hombre. Y ese, aquí, es Asier Garitano. 

Ayer terminé recordando aquella tesis porque Garitano volvió a demostrar que es él quien manda. Un hombre de principios que se saltó las 'normas' para cambiar a Rubén Peña a la media hora -al más puro estilo Jémez-, porque tenía amarilla. Y no dudó en explicar a los medios que lo hizo porque Rubén "no se sabe frenar". Una acción totalmente justificada a pesar de que ello conllevara el enojo del jugador y la sorpresa de la grada. Una vez más se confirma la teoría: el Leganés es Asier porque directamente depende de él, y el sacrificio de las piezas forma parte de sus decisiones del juego.
No acabó todo ahí. Cuando el jugador número 20 de la Ponferradina, Óscar Ramírez, se disponía a devolver la pelota al Leganés porque Santamaría la había tirado fuera para atender a un jugador, Garitano se acercó a Óscar y le dijo: "juega". No quiso que tal devolución se efectuara porque los jugadores del Leganés tienen orden de no tirar nunca el balón fuera. Haberlo hecho fue saltarse las normas, y Garitano quiso castigar a su equipo con tal gesto. Tengan por seguro que los jugadores pepineros aprendieron la lección.
Entretanto, todo el mundo -o casi todo- salió de Butarque con la sensación de que el equipo leonés había sido el rival más difícil que esta temporada pasó por el feudo pepinero. Fue algo así, porque también fue uno de los partidos menos potentes del Leganés en casa, impedido en su propósito por las buenas y bien colocadas piezas de Manolo Díaz. Es verdad que los entrenadores sin sus piezas no serían nada, pero un equipo no lo sería sin su entrenador. Nuestro C.D. Leganés no lo sería sin él.

Ya saben, Garitano rules. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario