01 febrero, 2015

Chuligol

Había ganas y necesidad de puntos después de naufragar por el norte de España.  En Butarque y contra el Llagostera, la victoria se suponía factible, pero la gripe que asolaba a media plantilla hacía precaver al más optimista. Pero no a Chuli. (Leganés 2-0 Llagostera)
A las grandes ausencias de jugadores como Álvaro García, Fran Moreno o Marc Bertrán, que no estuvieron ni en el banquillo por el acusado virus, se le sumó en el once la de Borja Lázaro. Después de no mojar y de andar desaparecido en los últimos partidos, Asier quiso aire fresco, y alineó de inicio a Chuli. Como bien se definió en Hora Blanquiazul, el onubense fue un auténtico ratón de área. Corrió, peleó, y marcó. ¿Qué más se puede pedir? 

Sólo anotó uno el '12' pepinero, pero como si fueran dos. Y no por el gol de Ruymán en propia puerta, que bien adjudicado está ese tanto para el defensa canario -no es de recibo quitar mérito a la puntería-, sino por el gol concedido, celebrado y reflejado en el luminoso, y más tarde anulado por el colegiado, o por el linier. Fuera o no falta, fuera de juego, o gol legal, asistimos a una auténtica perola arbitral, impropia de señores con un intercomunicador, alias pinganillo, para hablarse y entenderse, porque básciamente hicieron todo lo contrario. Así que el 1-0 del marcador volvió a ser un 0-0, y el Leganés sufrió un anticlímax que dejó al equipo como el tiempo, frío hasta el descanso. Pero seis minutos mágicos sirvieron para devolver el calor en la segunda parte, y el 2-0 ya no se movería ni con diez jugadores en el bando local. Una falta y una mano se convirtieron en dos amarillas para Carlos Gutiérrez. El chaval no se creía que se tuviera que ir al vestuario antes de tiempo después de quince jornadas sin jugar ni un minuto. Así se llegó al 90', con un gol menos, con un jugador menos, pero con tres puntos más.

Y ahora de nuevo a viajar. De nuevo a sufrir, y de nuevo a confiar en una victoria que simplemente por la estadística a domicilio se presupone difícil. No importa, porque Chuli ha venido con gol para encarnarse en un nuevo ídolo pepinero, después de que otro, con título de héroe, fuera recordado, cantado, y aplaudido en el minuto 9' tras su adiós. Pero mientras los goles sigan rompiendo las gargantas de los miles de Teodoros que acuden a Butarque, cambiaremos encantados los culines por el jamón.

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